Chile es uno de los mayores productores de vino del mundo, cuyo éxito como exportador se ha basado en hacer Cabernet Sauvignon y Chardonnay a buen precio, con un estilo comercial, que gusta a los consumidores de multitud de países.
La industria está en su mayoría en manos de grandes grupos bodegueros, como Concha y Toro, el grupo más grande de vino en Chile, está totalmente dirigido a la exportación, un modelo de negocio muy fructífero y sin previsiones de cambio.
Los vinos chilenos tienden a ser muy similares en estilo, con bastante roble y un nivel relativamente elevado de alcohol. Hoy en día, existe una tendencia a hacer los vinos con varietales de viñedos y regiones concretas, que expresen más sobre la diversidad regional del país. Para muchos enólogos y productores esta es la clave para que se considere a Chile como un productor de vinos de calidad, con personalidad propia.
Cabernet Sauvignon es, con mucho, la variedad más plantada, siendo el Cabernet parte de los cupages de los vinos más conocidos. También hay grandes vinos chilenos elaborados con Carmenere. Además, las variedades mediterráneas como la Garnacha y el Shiraz están mostrando un gran potencial de la zona del Alto Maipo y también en Aconcagua, Colchagua y más al sur en Curicó.
Chile tiene un clima mediterráneo con veranos cálidos y secos, e inviernos fríos y húmedos. La nieve de los Andes proporciona el agua y la brisa fresca del Pacífico refresca los viñedos en los largos días de verano.
Al mismo tiempo que las principales bodegas Chilenas se van equipando con la última tecnología, el cambio también se evidencia en el propio viñedo. Por ejemplo, en las grandes planicies del Valle de Maipo, los viñedos eran tradicionalmente regados por inundación. Este sistema es muy ineficiente y para cambiar a la irrigación por goteo, se ha tenido que replantar todo el viñedo, ya que, las raíces de las plantas habían crecido hacia el exterior buscando el agua estancada en la superficie, en vez de profundizar en la tierra. A ello se suman las zonas montañosas, donde nunca antes se había plantado, y resultan ser una fuente de vinos excelentes, como el LFE 900 de Bodegas Luis Felipe Edwards.
Chile también se está posicionado como un líder en la producción de vinos naturales. ¿Qué son “vinos naturales”? Básicamente, se consideran así, los que resultan de prácticas de agricultura orgánica o biodinámica, no se permiten levaduras y/o bacterias añadidas, tampoco se puede regular el azúcar o la acidez, no se permite el roble nuevo, la filtración es mínima y no está permitido el uso de sulfuroso durante el embotellado. En definitiva, otro mundo totalmente antagónico al de los vinos perfectamente limpios y técnicamente perfectos, que la mayoría de los consumidores asocia con los vinos chilenos. De hecho, Bodega Emiliana posee la bodega biodinámica más grande de toda Sudamérica y su vino “Coyam” es uno de los mejores vinos chilenos que he probado jamás.
Se puede prever que, en los años venideros, la oferta chilena seguirá siendo una oferta de calidad, con una mayor oferta de vinos singulares. Estoy impaciente por que llegue la próxima cata monográfica de vinos chilenos probar todas las novedades.
